Después de haber leído la aventura de ser maestro de José . Esteve, resiento reconfortada, pues he llegado a experimentar cierto sentimiento de culpa por tantos errores cometidos, sobre todo al inicio del ejercicio docente.
El saber hoy, que grandes hombres de letras pasaron por situaciones semejantes, que experimentaron lo mismos temores y ansiedades, pues hace que parte de la incertidumbre que pudiéramos experimentar, se disipe un poco y esto no justificándome, sino que en ocasiones no externamos esa circunstancias que nos suceden como docentes, por temor al ridículo, por no ser señalados como incompetentes; pero que bueno que a través de este ejercicio, podemos retroalimentarnos y retomar nuestra actividad, sabiendo que los errores cometidos los podemos superar y aun mas, aprender de ellos.
Por otra parte con el maestro Esteve, cuando habla de la parte emocional o afectiva que el docente debe imprimir a su quehacer, y de hecho yo si lo he experimentado al dar afecto y recibir por parte de los educando, me gusto lo referente al pensar y sentir y hacer pensar y sentir, puesto que con quienes interactuamos son personas y no objetos, el proceso necesariamente debe estar impregnado de afecto de relaciones que motiven hacia la confianza y seguridad del alumno.
Resumidamente, el texto fue de mi total agrado, me hizo reflexionar sobre lo que fue mi inicio como docente y lo que es ahora con la experiencia que a lo de los años he obtenido.
Saludos desde la chontalpa tabasqueña.
arriola17@prodigy.net.mx
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sábado, 13 de diciembre de 2008
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Hola Adrea
ResponderEliminarEfectivamente el hecho de que reflexionemos nuestra práctica docente, es importante pues de esa menra podemos ir valorando nuestro hacer docente, como todo ser humano tenemos miedo a lo incierto, pero ello nos va constituyendo más como sujetos.